Estaré como la mañana. Fría llena de nostalgia pegada en los huesos.
Pero nostalgia buena, de la que arropa y acompaña porque se fueron pronto,
aún les quedaba mucho por hacer.
Tenía que seguir poniendo sus pecosas manos sobre mi frente y
dejando atrás su olor a tabaco rubio que lo acompañó hasta el final.
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