Se me hizo grande entre biberones escasos y colores pastel.
Desde que llegó a casa, sus vestidos fueron de muñequita. Tan morena, tan querida.
Llegó frágil, amarilla. Peleó con el calor del Caribe que la vio abrir los ojos y creció sana y feliz.
Jugó y cantó a deshora enamorando a todos a su paso.
Ocupó vacíos en los corazones de unas abuelas que miraban como su cabello tan fino ondeaba junto a sus
pasitos pequeños.
Ya se veía sus andares de morena independiente y resuelta.
hermosa. Con una mirada fija de ojos ambarinos.
Mi Génesis.
El comienzo de un amor verdadero. Se trajo de lejos el son de un arpa, el susurro de un vals , el galope de un potro por domar.
Y compartió chupas, caramelos, pelotas, muñecas, coches, aviones con un hermano que escuchó llegar un día de Mayo.
Mayo los vio llegar a ambos. Tan iguales. Tan diferentes.
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