Me regala su sonrisa cada vez que lo veo. Se me llena el pecho de su palabrería franca y descarada.
Es puro fuego, movimiento sin pausa, nerviosismo y...amor.
Hilvana sus propias historias con esa chispa que perdimos los adultos y que tan fantásticos hacen a los niños.
Crea cada día su mundo, con juguetes, con libros, con carreras al cole, con la abuela que adora y a la que acompaña.
Habla fuerte, todo en él es fuerte. Su oscura mirada, su pelo brillante, sus rollizas y prietas carnes.
Me da vida, me la quita y me la vuelve a obsequiar triplicada en cuentos, en historias, en cosas pequeñas que sabe que me gustan, en dibujos donde los perros son verdes porque si a él le gustan, a mi también....
No puede ser más bonita, emotiva y certera esta semblanza, tan dulce y especial como aquel a quien va dirigida. Un abrazo a los dos.
ResponderEliminarJuan es muy sabio. Tan sabio como los niños que saben hacer de lo pequeño grande, y de lo grande lo hermoso. Así Juan corretea porque en ello le va la vida. Y juega y salta y crea y pinta porque de entre tantas cosas que hay a su alrededor, Juan da todo a borbotones. Esa es su misión. Saborearlo todo, aprenderlo todo y aprehenderlo para su futuro. Rápido vendrá en un abrir y cerrar de ojos. Un abrazo Lenita.
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