En un viaje de placer donde hay días para compartir risas y una copa de vino.En otro donde vuela a aliviar un dolor ajeno que se va, en unos huesos que quieren partir.
En una huerta cercana recogiendo coles y perejil bajo un sol tibio que calienta sus huesos, en una silla sentada esperando de madrugada a escuchar el coche de su hijo regresar bien a casa.
Entrando en un mar sereno donde mojar sus cansados pies y su espíritu atrapado en batas de casa.
Escribiendo en una libreta esas ideas que le asaltan y le dan un respiro necesario.
Llorando por injusticias que no puede resolver, hambres que escucha en las esquinas, cada vez más cercanas y que le quitan el sueño.
Escuchando historias de abuelas que se quedaron sin oídos que les permitan acunar historias viejas.
Manos abiertas para dar a cada momento, sonrisas para aliviar
dolores . Hombros donde lloren las amigas, donde descansen los pequeños, donde colgarse un bolso para ir de pateo al monte.
Encuentros donde repasar para un examen: apuntes, libros, hojas, historias, amores tempranos, deseos de crecer, de no envejecer.
Meriendas por las tardes frente a un televisor que salpica imágenes para distraer.
Aventuras, amores, errores, penas, alegrías, pasiones, sueños....
Mujeres
de la mañana a la noche.
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