Custodia de falsos creyentes.
Esos que sonríen y se dan golpes de pecho mientras juntan piedras para dejar en un camino de flores.
Los que juzgan levantando dedos que creen limpios, sin recordar que con ellos señalan a los que son diferentes.
Aquí las miradas se apaciguan mientras suenan las oraciones. Al salir, sin llegar a la esquina, ya salen a relucir las ideas que creemos justas y bailamos nuestra propia lanza en busca de cabezas.
Falsas vestiduras que nos arropan a diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario