Cisma
El día gris apareció
desde temprano por la ventana.
Apenas olía a café. El frasco estaba casi vacío. Por la pared
del fondo reptaba un perenquén.
Sus patas frías se paseaban por los ladrillos con humedad.
Toda la noche escuchando el único vinilo que rescaté del
naufragio.
Y estás metido en cada nota, en los acordes rasgados de la
guitarra, en ese piano cansado que se escurre por laberintos.
Me propuse pintar un cuadro hoy. Y lo único que he logrado
pintar, es un hueco inmenso por donde se cuelan las letras sin color, las noches
en vela, las venas sin sangre.
Tal vez hablo desde los sueños. En mi memoria el árbol de los
encuentros sigue instalado y echa raíces.
Un arcoíris de grises recorre cada esquina del viejo sofá que aún huele a tus historias
de carretera.
Vuelvo a poner la aguja sobre el agónico disco.
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