Caos
Como si el mundo se hubiese roto.
Así desperté de un sueño pegado en la piel.
Fue una noche de vueltas y más vueltas entre las sabanas
.Para amanecer molida como si saliera de un vendaval.
Retratos sitiados en hilos que no logré separar y que me
dejaron con la boca seca, convertida en un áspero estropajo.
Y aquel sonido del teléfono en la planta baja, donde los
muebles se desperezan cuando nadie los mira.
Me golpeó como una
tumba abierta.
Al descolgar el viejo telefonillo solo escuché a lo lejos el
sollozo tenue de un: Estoy secuestrada.
Y la luz se apagó
sepultándome en el abismo desde el que ahora, grito.
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