papá.

Estaré como la mañana. Fría llena de nostalgia pegada en los huesos.
Pero nostalgia buena, de la que arropa y acompaña porque se fueron pronto,
aún les quedaba mucho por hacer.
Tenía que seguir poniendo sus pecosas manos sobre mi  frente y

dejando atrás su olor a tabaco rubio que lo acompañó hasta el final.

Tesoros.

Escondo tesoros donde nadie llegará.
Escondo y callo.

Revuelco tierra y saco lombrices escondidas, allí en el fondo.

Noche.

Y llega de pronto cargada de bruma y chispas de tarde. Para cubrir nuestros atardeceres calientes, llega cuando sabemos que el cuerpo lo agradece.
Noche...noche oscura surcada de vez en cuando por alguna estrella titilante que ronda para posarse en lo alto.
Noche. Noches de alegría, de ruido, de risas contagiosas, de luces, de música constante que se te mete en el cuerpo, noches de mi tierra cálida que dejé lejos.
Ahora a miles de kilómetros de esas noches, las que ahora me rozan de cerca, son diferentes.
Noches oscuras llenas de olas que baten tranquilas en la orilla. Llenas de estrellas brillantes que acompañan al frío que cala hondo.
Noche que excita y cabalga sobre lomos de deseos escondidos para cuando no queden testigos.
Noches de embrujo, de caminatas seguras, de parques con banquitos donde se acarician los enamorados.
Noches de silencio infinito, de susurros que quedaron atrapados en el tiempo.

Noches......

.......

Tenía unas manitas despiertas.

Que buscaban figuras en la noche¡

Confusión.

Me escondo en recovecos imposibles.
Navego entre atardeceres fríos que dejan polvo y arena.
Caliento mis manos con  brazos firmes, solitarios.

Navego, me hundo y salgo a flote quitándome restos de entre las pestañas.

Fotografías

Habían allí mohosos albúnes
 cargados de fotografías.
Todas durmiendo, atrapadas por el tiempo que las arrinconó.
Todas esperando la mano que sacuda su espalda.
Fotografías mías, tuyas, de ayer.

De muchos años, esperando danzar en la cuerda de los recuerdos....