MIS LECTURAS FAVORITAS

miércoles, 4 de octubre de 2017

Pre Juicios..

Lo encontré sentado en la plaza grande.
Aquella en la que de vez en cuando, llegaban las palomas a posarse en busca de alimento, aproechando el agua de la fuente para sacudir allí sus humedas patas.
Me gustó escuchar como rasgaba las cuerdas viejas de su guitarra y como e vez en cuando, alguna nota, escapaba de su garganta.
Conseguí cerca de él, un árbol que despedía otoño, y me senté  escuchar. Había algo que me invitaba.
Pasaron por mi cabeza historias imaginarias  mientras salían notas al aire.
Imaginé una carretera larga, llena de frondosos arboles de un Canadá brillante que alimenta mis fantasías.
En aquella nota mas alta oí llegar por viejos raíles,al tren pobre lleno de mercancía, mientras la tierra se arremolinaba feroz golpeando mi cara.
El joven trinaba su estribillo y paraba y yo creía reconocer en su mirada triste, a una madre dando a luz a un hermoso bebé enclenque que apenas gemía sin apenas fuerza.
Al lado de su guitarra, de manera descuidada, habían unos libros que no intentó mirar.Estaban allí, seguramente por error. Su estilo era otro.
Tantas cosas por contar con su voz queda, tantos silencios entre cuerdas.
Tanto que ofrecer. Manos grandes y morenas queriendo vivir. Tantos mares revueltos, tantas injusticias que le rodeaban. Y habiendo tantas cosas, infinidad de mundos por descu
brir, la gente que por allí pasaba, sólo veía a un joven bohemio salido a deshora de cualquier instituto y que mostraba con orgullo sus cuidadas rastas como su bandera de autentico soñador.

Sonando a boleros.





Alicia me dijo sin preguntárselo, que le gustan los boleros. Esos que mecen el alma y te llenan de recuerdos, de cosas bonitas y que, a veces, acuden húmedos a tus ojos.
Vi añoranza en su mirada de mujer madura, vi amores entregados y despedidas dolorosas. Vi océanos cruzados, risas apagadas por los años, niños corriendo, abuelas bordando. Vi ternura en esa voz cálida que tiene: vi tristeza.
Ese día, cuando me lo dijo, ella cantaba un bolero que sonaba de fondo. Y me dijo: son mentira.Los boleros son mentira.
Los hombres no saben amar. Me metí en el brillo de sus ojos y por un momento, dudé. No saben?
La abracé mientras ella arrastraba sus pies cansados y su bolso le pesaba e tanta nostalgia. Le dije: si saben Alicia, claro que saben. Sólo que su amor está hecho de otra madera. Son otra cosa.Ni mejor, ni peor: diferentes. Sus pedazos son otros. Sus raíces, son otras.
Canta Alicia y no pienses en mentiras.
Sueña, recuerda, vive y alimenta esas letras de boleros.


jueves, 1 de junio de 2017

Escondida de momento.

 Y hoy como muchos otros días, con muchos kilómetros de distancia, pienso en aquellas calles que me vieron nacer, que vieron crecer mis piernas entre neblinas y carreras.
Hoy son otras.
Hoy respiran lucha, piden justicia, se manchan, por desgracia de sangre.
Quién detonó esas voces que creían mudas, esos violines callados, esas camisetas escondidas?.
Tierra inmensa, rica, donde brillan los colores de tucanes en verdes y amarillos únicos, donde ruge un Cachamay de espuma blanca salpicando vida.
Donde un Avila imponente observa, de momento, callado.
Tierra de cuatros y maracas, de faldas y alpargatas, de llaneros cuarteados por un sol inclemente.
Extensiones enormes donde se escucha un arpa cantora calmando los hombros cansados de campesinos recogiendo cosechas.
Tierra de olores, de sabores, de gente que se afana a diario, de ranchos muy pobres donde un niño se embelesa con un libro usado sabiendo que allí está su futuro; en las letras y números que estudie, mientras afuera, en la vereda, suenan tiros que no logra comprender.
Campos de café brotando de a poco, sin hacer ruido.
Hamacas tricolores ondeando en patios limpios barridos antes del calor de la tarde.
Voces que gritan sin ser escuchadas.
Niños que corren sin ser alcanzados.
Madres que claman, sin ser oídas.
Hoy, ayer, siempre estarán en mi retina las caras inocentes, los ojos brillantes, los corazones gigantes de los que no entienden y por ello, pelean. De los que tienen una causa y la defienden.
Con colores, con risas, con cantos, con lágrimas, con todo lo bueno que tiene un pueblo noble que hoy agoniza.

miércoles, 19 de abril de 2017

Descontando......

Me espera el olor conocido de antisépticos y curas. La salida del habitáculo  frío donde las luces invitan a quedarte quietito, sin respirar apenas.
Los pasillos largos, de camas ocupadas y alguna que otra, aun con el calor del cuerpo que ya no está.
Batas verdes y blancas que vuelan a auxiliar mientras en sus cabezas, vuelan también las tareas de casa que quedaron por hacer y el coche que tiene que pasar la revisión.
Comidas desabridas que llegan junto a manos serviles que van, que vienen.
Y caras conocidas, amables, que dan ánimos y sonrisas.
 Hojas que pasan en blanco sin escribir, historias que golpean la retina, cuentos de comienzos y finales abiertos.
Desde allí, navegaré a tierras cálidas que pasan horas amargas de lucha, de gases que asfixian, de hambruna incomprensible, de gentes sencillas, trabajadoras que amanecen esperando días mejores. Pasearé por las piedras negras donde florecen las sanjoras con el amarillo brillante que alimenta a abejas voladoras, isla mágica que acoge, que espera paciente entre sal y brumas.En tardes tranquilas vendrá la añoranza a tocarme por el hombro evocando los trenes veloces que gruñen mientras los viandantes corren para llegar a tiempo a  andenes enormes que esperan, donde mi pequeña lucha con esos días fríos, con esos recorridos largos que la llevan al centro donde el ruido y la muchedumbre posan bajo la Eiffel.
Tendré tiempo para que mi cabeza vaya y venga tantas veces. Para imaginar y soñar.
Para extrañar, para agradecer...para no terminar de entender tantas cosas que me habitan.
Para preguntas sin respuestas
para brazos sin abrazos
y hasta para sombras sin luces.